Monumentos Aranda de Duero

Bodega de las Ánimas

Tradicional bodega subterránea de Aranda de Duero señalizada con una rama de chopo en la puerta, indicándonos que aquí son bienvenidos los amigos del vino, en este lugar descubriremos el uso que le daban los vecinos medievales de la villa a estas galerías, por ejemplo cómo elaboran y almacenaban el vino. Con figuras humanas a tamaño real, documentos audiovisuales y maquetas se recrean las actividades y trabajos de las bodegas tradicionales; los artesanos  realizando los odres para transportar el mosto, los tiradores llenando las cubas, como se ampliaban las galerías de las bodegas… Todo esto en un ambiente histórico en el que el viajero apreciará más Aranda.

 

Bodegas subterráneas

No se puede entender la historia ni el alma de Aranda sin comprender el misterio de las bodegas subterráneas, las cuales son la huella más definitoria del pasado de la villa. Son un curioso y verdadero patrimonio arquitectónico. Hay catalogadas 120 bodegas con entrada propia. Sus dimensiones varían mucho. La longitud de las galerías es de 5 kilómetros aproximadamente; la anchura media es de 2,8 metros y la altura es de 3. En ellas se han llegado a almacenar 550.000 cántaras de vino (casi 9 millones de litros) en cubas de roble. Estos enormes recipientes se construían en las propias bodegas. Estas se excavaron con el fin de almacenar vino, y no como refugio o medio de escape de la villa. Las más antiguas son del siglo XIII, pero la mayoría se construyeron entre los siglos XIV y XV. La mayoría de las bodegas están en el casco viejo. Forman una compleja red de galerías comunicadas entre sí, separadas con redes de troncos de enebro. Las bajadas son estrechas y con mucha pendiente. Los cañones se refuerzan con arcos de medio punto de piedras arenisca o caliza.

 

Casa de las bolas

Edificio civil de finales del siglo XV, donde destaca su amplio arco de medio punto de acceso en cuyo centro se sitúa un escudo heráldico. Aquí residió la reina consorte de Castilla y señora de Aranda, Juana de Avis, esposa de Enrique IV. Esta casa palaciega y solariega era donde se hospedaban los reyes de Castilla cuando venían a la villa, ya que era un lugar ideal para acoger a la corte. A la reina le encantaba esta población, así que se quedaba largas temporadas en la casa de las bolas con sus cuñados y cuñadas, destacando la infanta Isabel, futura reina de Castilla. Enfrente está la Iglesia de San Juan, de la cual la reina Juana oía la misa desde una ventana bien labrada de la mansión. Actualmente el edificio acoge la colección permanente de Félix Cañada (ingeniero de minas, profesor, investigador y aficionado al arte y al coleccionismo), una selección de obras pictóricas que abarca entre los siglos XVII y el XX.

 

CIAVIN

Para conocer el legado histórico enocultural de Aranda tenemos el Centro de Interpretación de la Arquitectura del Vino (CIAVIN), este es un lugar donde se pueden observar diversos ejemplos de construcciones relacionadas con el mundo del vino, además de su proceso de construcción. Los distintos enfoques del centro lo hacen interesante para cualquier público: familias, historiadores, turistas, grupos de amigos… Entre sus recursos hay paneles explicativos, recreación del mosaico romano de Baños de Valdearados y ejemplos que muestran cómo se elabora el vino de forma tradicional en la Ribera del Duero. Además, también hay una maqueta de la villa en 1503, descubriendo el entramado de las bodegas subterráneas y por qué se construyeron.

 

El Humilladero

Uno de los monumentos más significativos de Aranda con más arraigo popular es el Humilladero. Es uno de los símbolos de la villa. Su origen es el del siglo XIII. Por sus elementos y composición plástica, es de arte gótico inicial, quizás la primera obra de arte de este estilo en la Ribera del Duero. Los humilladeros son monumentos religiosos que se situaban junto a los caminos importantes. Son un símbolo de la piedad medieval, en este caso el misterio de la Crucifixión. El monumento está conformado por cuatro pilares góticos, de los cuales nacen arcos ojivales, ya que antes sujetan una bóveda que fue derrumbada en el siglo XVI dañando el pilar y su imagen. Esta será sustituida por un artesonado mudéjar, y el pedestal de la imagen, por una columna renacentista, que es lo que tenemos actualmente. Del Humilladero de Aranda se dice “qué es el reflejo de las relaciones del pueblo con las culturas que le han formado”.

 

Ermita de la Virgen de las Viñas

El origen del santuario es antiguo. Aniceto de la Cruz, regidor preeminente de Aranda a finales del siglo XVIII, dice que en Aranda ya se veneraba a la Virgen de las Viñas antes de que en el 1148 la virgen se le apareció a un labrador en una vid, diciéndole el lugar donde los cristianos que huían de los ataques islámicos habían escondido la imagen de la Virgen. En este lugar donde se dio la aparición se construyó una ermita en honor a la virgen, que visitó Juan I de Castilla en 1385 tras perder la Batalla de Aljubarrota contra Portugal. En este encuentro el monarca ofreció su protección a la Virgen construyendo una nueva iglesia. Su cabecera fue renovada en el 1637 por el Obispo Pedro Ivarez de Acosta, dándole una delicada bóveda estrellada. La transformación total se dará en el 1688 realizando su amplia nave actual, en la que domina las bóvedas de yeso. En el interior destaca la imagen de la Virgen de las Viñas, una escultura gótica con ricos ropajes. A sus pies esta Mediquín, una figura del siglo XVII, que recuerda a un joven médico llegado a Aranda en tiempos de epidemia y tras remediar a muchos arandinos, desapareció sin dejar rastro.

 

Iglesia de San Juan

Esta iglesia tiene un lugar de honor en el conjunto de monumentos de Aranda. Tiene la obra arquitectónica más antigua de la villa, su torre, que se construyó en el siglo XIII, como baluarte defensivo en vez de elemento religioso. Es de planta cuadrada, fuerte y bien construida. La iglesia al estar próxima a la muralla en época medieval sirvió de templo y de fortaleza. Del exterior destaca su portada sur de arquerías de fino diseño y con un relieve de San Juan del siglo XVI de Juan de Vallejo. El interior de la iglesia del siglo XVIII consta de tres naves cubiertas con bóvedas de crucerías, destacando el retablo mayor dedicado a Santa Catalina del siglo XVI. Fue declarada Monumento Histórico-Artístico Nacional en 1982, y ha sido restaurada por la Escuela-Taller del ayuntamiento de Aranda. Actualmente contiene en su interior el Museo de Arte Sacro, reuniendo piezas de singular valor artístico de diversas localidades ribereñas con el objetivo de mostrar las facetas del hecho religioso a través del tiempo.

 

Iglesia de Santa María la Real

No sólo es la joya de la villa, sino también del gótico burgalés tardío. Fue construida en su mayor parte en tiempos de los Reyes Católicos, sustituyendo a una iglesia anterior, de la que sólo conservamos la torre defensiva del siglo XIII. La edificación es sólida y de estilo gótico. El conjunto exterior da la sensación de grandeza, elegancia y robustez. El interior de la iglesia se caracteriza por la elegancia, sencillez y armonía de un templo de tres naves con una cuarta nave con varias capillas. Lo más destacable de la iglesia es su bellísima, admirable y famosa fachada. No se sabe con certeza quién fue su artífice. Por los detalles y conjunto de su arte se atribuye a Simón de Colonia. Lo que sí que sabemos es quien la terminó, Francisco de Colonia en 1515. La fachada parece un gran retablo labrado en piedra con delicada orfebrería. Todo el paño está cubierto con escamas sobre las que destacan blasones y relieves. Este tapiz está presidido por la imagen de la Virgen María amamantando al niño Jesús. En la fachada se resumen los momentos de la historia de la salvación cristiana con múltiples imágenes de apóstoles, evangelistas, santos y santas protectores.

 

Molino de agua

Siguiendo la senda que funde las aguas del río Arandilla con el Duero nos adentramos en una zona de recreo donde encontramos el viejo molino de agua. Esta obra hidráulica fue construida para desviar el caudal del afluente, provocando un azud que dio lugar a una serie de cascadas, cuyo sonido nos hace olvidar del ruido urbano. Este molino fue creado en el siglo XVIII y durante muchas épocas del año el trabajo era constante, aprovechando el agua día y noche para la fabricación de harina. Aranda fue una ciudad molinera desde tiempos inmemoriales (en el archivo municipal de Aranda encontramos que en el siglo XIII Fernando III el Santo donó a la villa un molino) al tener la presencia de varios ríos, lo que la convirtió en el centro de una comarca cerealista. Las primeras fábricas de harina y electricidad de principios del siglo XX, herederas de los molinos medievales, suponen la 1º industrialización de Aranda, llegando a tener la villa 4 harineras.

 

Museo de los Juegos Tradicionales

En el corazón de Aranda, en la plaza mayor de la villa, encontramos el Museo de Juegos Tradicionales de la Asociación Cultural “La Tanguilla”, cuyo objetivo es “recuperar las tradiciones lúdicas y recreativas populares; fomentar las actividades de la cultura popular; y colaborar con las administraciones públicas para realizar programaciones culturales”. El juego tradicional es un recurso turístico, con lo cual la asociación cuenta con este museo de exposición permanente en la que se puede observar numerosos juegos populares de todo el mundo (zancos, palet gascón, bowling grenn…), y juguetes infantiles de época (muñecas, fuerte apache, peonzas…), acompañados de carteles con explicaciones. Todo ello complementado con un pase audiovisual, que nos hará de guía en el recorrido.

 

Museo de la Cerámica

El Museo Municipal de Cerámica se remonta al año 2004, tras una primera etapa cerró sus puertas 3 años para unas obras de ampliación dando forma al edificio actual de 200 metros cuadrados y dos alturas, donde se respeta la tradición y gusto por la cerámica, gracias a los esfuerzos de la familia Higuera, de origen hidalgo y maestros de la artesanía. En este edificio, los aficionados a la alfarería y a la cerámica descubrirán vasijas, objetos, métodos de realización, técnicas… Los admiradores de la escultura moderna se encontraran piezas escultóricas dedicadas a la Ribera del Duero, del Concurso de Escultura al Aire Libre del 2006 en honor a los escritores Camilo José Cela y Rafael Alberti, que dedicaron versos a Roa de Duero; y a Aranda y Peñaranda respectivamente. El museo también está abierto a ceramistas y creadores contemporáneos, con una programación anual de exposiciones, conciertos y actividades artísticas.

 

Museo del Tren

La antigua estación de ferrocarril Aranda de Duero-Chelva de 1895 es la sede del Museo del Tren y de la Asociación Arandina de Amigos del Tren. Este es un caserón de piedra de diseño francés. Fue un importante centro de comunicaciones y motor de desarrollo para la villa gracias a la línea Valladolid-Ariza (Zaragoza) hasta 1985, cuando la ruta fue clausurada. La estación arandina tenía la categoría de primera, por lo cual contaba con infraestructuras típicas de paradas de cabecera o final de línea, como depósito de locomotoras, talleres, cocherones, caldererías, fraguas, almacenes, fondas de viajeros…  En la actualidad al no cumplir la estación su función original alberga el Museo del Tren, con varias salas que acogen el pasado y presente del ferrocarril con exposiciones de gorras de maquinistas, señales, bocinas, herramientas… En los andenes se puede apreciar la evolución de las vías del tren.

 

Palacio de los Berdugo

El monumento civil más representativo de Aranda. Es el símbolo de su esplendoroso linaje y de una vida palaciega que tanto esplendor dio a la villa, donde vivieron destacados representantes de los más poderosos linajes castellanos, destacando las familias Berdugo y Arias de Miranda, dominadores de la política arandina hasta la Guerra Civil (1936-39). Otra personalidad que se hospedó en este palacio fue Napoleón Bonaparte en 1808, camino a Madrid con un ejército numeroso. Fue construido en el siglo XV por Martín Durango, contador del conde de Miranda. Está considerada como una de las mejores mansiones conservadas del siglo XV de España, con buen tratamiento de la sillera en la fachada, cuidado arco de entrada, presencia de emblemas heráldicos y organización del espacio interior con un patio con columnas y un pozo con brocal.

 

 

Puentes de Aranda

Aranda está asentada en el espacio de confluencia de tres ríos: Duero, Bañuelos y Arandilla, que han sido el motor del desarrollo económico y estético de la villa, así como una fuente de preocupaciones cuando hay avenidas. La ribera se ha ido incorporando a la vida urbana mediante la construcción de puentes a lo largo de los siglos. Quizás la mayor alusión sobre estos es la célebre jota segoviana “por el puente de Aranda se tiró, se tiró, se tiró el tío Juanillo, pero no se mató”, que hace mención  al Puente Mayor que atraviesa el Duero. Era la entrada sur de Aranda y ha tenido que ser reformado en varias ocasiones por necesidades económicas y sociales, como aguantar el peso de los medios de transporte, de los carros y carretas a los vehículos de motor. Otros puentes de interés son el de Conchuela sobre el Arandilla, de piedra y con arco medieval; y el de Tenerías sobre el Bañuelos, de perfil alomado y origen medieval, aunque sea apodado como el Puente Romano. Frente a este puente se abría una de las puertas de la primitiva muralla de la Alta Edad Media.